Nuestra piel está compuesta en un 70% de agua, pero con el paso del tiempo está va perdiendo la capacidad de retenerla, ya que se disminuye la producción de sebo y de ácido hialurónico.
El sebo es un lubricante natural, aparte crea una capa que impide la salida de la humedad y el ácido hialurónico por otro lado es el encargado de darle elasticidad y juventud a la piel, de mantenerla jugosa y de retener el agua a su alrededor.
La deshidratación es más común de lo que imaginamos, cualquier persona y cualquier tipo de piel pueden sufrirla. Incluso por más raro que parezca hay pieles grasas deshidratadas. Esto es porque continúan produciendo sebo, pero no retienen la humedad en su interior.
Cualquiera que sea el caso de la deshidratación facial quiere decir que la película protectora está en mal estado y es incapaz de cumplir con su función.
¿Qué factores pueden influir en la deshidratación?
- Consumir menos agua de la necesaria (1.5- 2 litros al día).
- Mala utilización de productos cosméticos.
- Patologías.
- Toma continua de medicamentos fuertes.
- Abuso de sustancias alcohólicas.
- Fuertes condiciones ambientales.
- Cigarrillo.
- Mala alimentación.
Para contrarrestar el problema podemos empezar por tener una buena rutina en casa, limpieza–tónico– hidratante y protector es lo ideal
Pasos básicos de la rutina facial
La limpieza es una de las más importantes, porque de está manera se garantiza que la piel está preparada para recibir los siguientes pasos, aparte de eliminar impurezas y células muertas.
El tónico termina de retirar partículas de maquillaje o de piel muerta e hidrata sin dejar sensación grasa.
La crema va a crear una capa protectora que permitirá mantener la humedad y aparte hidratara a profundidad.
El protector solar por ser más oleoso va como último paso en la rutina, para sellar todos los pasos anteriores y para evitar daños de agentes externos.