Una genética agradecida, una protección exhaustiva contra el sol, una rutina diaria de limpieza y tratamiento y una alimentación rica en antioxidantes, los secretos del rostro de una asiática.
¿Por qué las asiáticas tienen la mejor piel del mundo?
Las asiáticas presumen de una cara de porcelana. De una piel blanca, impecable y sin arrugas, como la de una geisha. La ausencia de arrugas disimula su edad. Su genética agradecida influye en un cutis perfecto, pero sus rutinas son claves para conservar una tez envidiable.
A estas circunstancias y costumbres, suman sus hábitos de limpieza y tratamiento. Según un estudio las asiáticas se desviven por su cutis desde jóvenes. El 84,5% de las mujeres encuestadas de 15 a 19 años dedican hasta 30 minutos al cuidado facial por la noche, casi el mismo porcentaje de las mayores de 60 que siguen esta rutina. La cifra alcanza su máximo entre las féminas en la década de los 40 a 50 años, con un 91,4%.
Su menú habitual también ayuda a conservar ese aspecto de geisha. Las marcas cosméticas conocen este secreto y añaden estos beneficios a sus productos de tratamiento facial para conseguir un cutis impecable, como los productos DermEffect Institute.
La doble limpieza
Las coreanas se limpian la cara muy bien. Generalmente comienzan con un aceite facial o bálsamo limpiador y masajean por varios minutos para remover el maquillaje y la suciedad. Luego usan una crema o leche limpiadora para retirar los residuos y, al final, se enjuagan con agua muy fría para cerrar los poros.
Para las asiáticas todo radica en cómo aplican sus cremas. Los masajes faciales estimulan el sistema linfático, eliminan toxinas y ayudan a la circulación haciendo que la piel se reafirme y desinflame. A la hora de aplicar sus cremas, comienzan desde el mentón y continúan hacia arriba. En lugar de frotar, dan palmadas para estimular la circulación y maximizar la absorción.